Rememorar
los primeros cien años de fundación puede no tener significado alguno, más aún
si el acontecimiento se compara a los muchos pueblos que cuentan con siglos y
milenios de vida; sin embargo, nuestra ciudad de Ituzaingó se apresta a
celebrarlos orgullosamente con júbilo en la realización de numerosos actos. Este esbozo de su historia puede ser un capítulo de la recordación
.
Investigar
y penetrar en lo íntimo de los sucesos, para lo cual se requiere además de
habilidad mucho trabajo, no siempre lleva a detectar lo deseado; si bien las
circunstancias y los hechos frecuentemente se presentan de manera muy similar,
avanzando en el tiempo se hace más difícil el acopio de los antecedentes del
pasado y trabajosa la búsqueda de los elementos que hagan posible acometer la
empresa y que estas páginas reúnan las características de algo práctico y
contribuyan a constituir los pilares del acervo histórico de Ituzaingó.
Al
perfilar su semblanza, en sus evocaciones y recuerdos, he relacionado y
encadenado lo viejo con lo nuevo, ateniéndome a las referencias logradas –a veces
con dificultad- fueran éstas orales o escritas, puesto que ya no quedan muchas
personas que hayan aquí convivido o sido testigos presenciales del acontecer de
lejanos días.
He estado atento a que nada quedara en el olvido o en la sombra,
recopilando todo con la mayor justeza, sinceridad y sencillez.
Considero
que estos apuntes, destinados a divulgar el rico tesoro de hechos
transcurridos, siempre interesantes y pletóricos de encantos, serán a la vez
útiles para el lector y, en alguna coyuntura, como acicate para el estudioso
que desee perfeccionarlas, contribuyendo al progreso de la historia lugareña.
El volumen
está dedicado por ende a recordar primero al genial extranjero, el fundador
Manuel Eustaquio Rodríguez Fragio, y luego a la numerosa falange de hombres y
mujeres que han contribuido con firme voluntad a mudar la fisonomía del pueblo
y a cimentar su pujanza y grandeza.
Recorrida
pues esta importante etapa del camino, sigamos adelante en comunión de ideales
y rectitud de intenciones, unidos todos por lazos de indisolubles vínculos de
fraterna solidaridad, seamos dignos sucesores de los que nos precedieron y
orientemos nuestros pasos con fe y patriotismo por la senda de la justicia y
del amor, únicos fundamentos que hermanan a los pueblos.
A.L.C.